Biblioteca Popular José A. Guisasola







El hombrecito verde se sacudió como un perro que se despierta.

Le hizo una caricia a cada pájaro, les dejó agua y semillas, habló dos cositas con los vecinos y diez con Marinés, la del telar.

Y se fue.

Se fue por los caminos que quedaron marcados por los matorrales cuando cambiara las cosas verdes por las cosas de colores.

Caminó por los caminos caminados.

También hizo caminos al andar, como dice la canción.

Y fue pasando un largo tiempo de varios colores.



Cuando el hombrecito volvió, lo seguían las abejas de panzas rayadas, que seguían a los azahares que estaban en el limonero, que estaba en el hombro del hombrecito, junto a una bolsa de color verde.

Un limonero y una bolsa que el hombrecito dejó en el suelo con una sonrisa de alivio.





Los pájaros alborotaron mientras plantaba el limonero. Sin perder tiempo empezaron a tejer nuevos nidos.

El limonero se mecía con un suave sonar de abejas y hojas.

La pava roja silbaba al fuego, secreteándole cosas a Marinés que la había puesto a calentar sin pedirle permiso a nadie.

El hombrecito la saludo feliz.

Vio también que el vecindario había plantado semillas de las que comían los pájaros, para poder alimentarlos si él tardaba en regresar.

Y se sintió adorablemente bien.

Abrió con energía la bolsa color verde y llenó el mate de yerba.




Y aquí dejo al hombrecito y a Marinés tomando un verde mate debajo del limonero, mientras la bandada de pájaros estalla en chispas sobre el pequeño vecindario.

Digo que los dejo ya, porque esta historia puede seguir y seguir hasta cuando ustedes quieran.

Y también puede volver a empezar con gente azul, de la casa azul, del país azul, que tenía un...




FIN



El hombrecito verde y su pájaro
Laura Devetach
ilustrado por Myriam Holgado
Colección: Pajarito Empilchado
Ediciones Colihue, 1987


INDICE
I - El hombrecito verde y su pájaro / 7
II - Verdes Dudas / 11
III - Los sueños / 15
IV - Amarillo mi amor / 23
V - El vecindario verde / 27
VI - Novedades en el vecindario / 31
VII - NO al Verde / 35
VIII - Verde que te quiero verde / 39
IX - El que se fue y volvió / 43




Visto y leído en:

EDICIONES COLIHUE
http://www.colihue.com.ar/fichaLibro?bookId=468
UNESDOC - Biblioteca Digital
http://unesdoc.unesco.org/images/0015/001524/152455s.pdf
Ilustraciones: Myriam Holgado (Libros en Google Play. Publicado por Ediciones Colihue)





Aquella mañana salió un sol color melón que sacó al hombrecito de la cama tibia.

Se desperezó y dejó escapar, pájaro a pájaro, una bandada de bostezos. Luego corrió a poner la pava roja al fuego.

La pava silbó y se despertó el pájaro que se sacudió y se acercó a beber a la pileta de la cocina.

La pajarita picoteaba migas en la mesa y los pichones se bañaban en tres tacitas para café.

Después se pusieron a silbar como todas las mañanas.

Silbidos enrulados, silbidos color agua fresca y color veleta movida por el viento.

El hombrecito los escuchaba atentamente porque algo raro había en el silbido de los pájaros. Algo parecido a la inquietud.

El día era una sola luz y la casita estaba como recién nacida. Entonces el hombrecito no dio más de ganas de tomar mate, mientras trataba de descifrar qué pasaba con el canto de los pájaros.

Se fue a buscar el mate y ahí vino el lío: no había ni pizca de verde, verde yerba. El mate estaba allí, bocón y solo, tristón y redondo, vacío, con la bombilla desmayada a su lado, porque no había yerba, porque la yerba se había ido con todas las cosas verdes. Nada verde había quedado en los alrededores de la casa.

Ni el canto de los pájaros tenía una pizca de verde.

Al asomarse a la ventana el hombrecito no vio su limonero verde, que de pronto se encendía de limones verdes y le alegraba el día verde durante los tiempos verdes.

Y el hombrecito dio vueltas y vueltas por la casa. Entraba y salía seguido por los pájaros. Hasta que dijo de pronto:

—¡Ah no! –porque se acordó del árbol verde de navidad y de las uvas verdes y de los verdes bichos de luz y del picaflor con chispazos verdes.

Pero sobre todo, del verde, verde, sabor del mate. Y de las hojas del limonero.

—¡Ah no! –dijo.

Ya eran demasiadas cosas que se habían ido por verdes.

Se habían ido las langostas y las lagartijas y los caramelos de menta y las ranas del charco y los zapallitos para hacer rellenos y, y, y.

El hombrecito estaba triste, con una tristeza negra.

Los pájaros, un poco marchitos, trataban de alegrarlo haciéndole piojito con el pico. Ellos también se habían quedado sin el limonero y sin azahares y sin abejas de panzas rayadas que vinieran a zumbar bajo el sol.

La casa era un destello. Pero el hombrecito y los pájaros la estaban viendo un poco gris.


FIN





El hombrecito verde y su pájaro
Laura Devetach
Myriam Holgado (Ilustrador)
Colección: Pajarito Empilchado
Editorial: Ediciones Colihue
Año de edición: 1987





INDICE

I - El hombrecito verde y su pájaro / 7
II - Verdes Dudas / 11
III - Los sueños / 15
IV - Amarillo mi amor / 23
V - El vecindario verde / 27
VI - Novedades en el vecindario / 31
VII - NO al Verde / 35
VIII - Verde que te quiero verde / 39
IX - El que se fue y volvió / 43



Visto y leído en:

EDICIONES COLIHUE
http://www.colihue.com.ar/fichaLibro?bookId=468
UNESDOC - Biblioteca Digital
http://unesdoc.unesco.org/images/0015/001524/152455s.pdf
Ilustraciones: Myriam Holgado (Libros en Google Play. Publicado por Ediciones Colihue)


Cuento» VERDES DUDAS


El hombrecito verde de la casa verde del país verde tenía un miedo verde.

Un buen día se encontró con que su verde pájaro cantaba canciones amarillas y violetas, volaba con vuelos azules, y ya nada estaba igual.

Todo era un verde dolor de cabeza.

Por eso el hombrecito verde empezó a pensar qué cosas habría un poco más allá de su país verde, detrás de la mata verde. Qué cosas de allá hacían que todo cambiara tanto del lado de acá.

Estaba desconcertado y tenía verdes dudas sobre todas las cosas.
—El mundo siempre fue verde —rezongaba, tomando un verde mate—. Siempre fue verde y así está bien.

Y reprimía los suspiros, porque vaya a saberse de qué color le saldrían.

El pájaro, entre tanto, le cantaba en solfa un tango que decía: “Tarde gris, tan gris como mi pena…”.

El hombrecito verde le tiró unos cuantos manotazos para que se callara el pico, porque ¿qué iban a decir los vecinos verdes?

Pero el pájaro, alborotado, cantó más fuerte:

Rojo mi corazón
celeste el cielo
amarillo mi amor
azul mi vuelo.
Entonces el hombrecito verde se metió en la cama verde y se tapó la cabeza con la verde almohada.

Cerró con fuerza los ojos y no pudo evitar ver, en el fondo de lo negro, un montón de dibujos dorados.


FIN


El hombrecito verde y su pájaro/ Laura Devetach; ilustrado por Myriam Holgado. Colección: Pajarito Empilchado, Ediciones Colihue, 1987



El hombrecito verde y su pájaro / Laura Devetach; ilustrado por Natalia Colombo. Buenos Aires: Alfaguara, 2012. (Amarilla)


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EDICIONES COLIHUE
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Ilustraciones: Myriam Holgado (Libros en Google Play. Publicado por Ediciones Colihue)
loqueleo - SANTILLANA
http://www.loqueleo.com/ar/libro/el-hombrecito-verde-y-su-pajaro





Querido don Lobo:

Cuántos años han pasado ¿no? Seguramente Ud. está entrecano y con algún diente postizo, igual que yo. Seguramente tendrá nietos. Yo tengo una que se llama Sidonia. Tuvimos varias discusiones de familia para que no la llamaran con un sobrenombre, Gordi, por ejemplo. Porque tenía unos rollitos que Ud. se hubiera almorzado con fruición.



Hablé con mi hija y mi yerno y les conté lo feo que fue para mí darme cuenta, ya de grande, que mi nombre real se borró de un saque porque a mi abuela se le ocurrió llamarme para siempre como a esa capucha roja hecha por sus propias manos. Y lo peor es que yo no me daba cuenta. Y el mundo entero la apoyó.

Ud. se preguntará por qué le escribo. Bueno, ya que no lo maté cuatro o cinco veces como por momentos tuve ganas, hoy quiero atar algunos hilos sueltos de nuestra historia.

Quiero contarle por ejemplo que yo fui al bosque porque mi mamá, con esa maldita costumbre que suelen tener muchos grandes, me mandaba de delegada frente a mi abuela en lugar de ir ella. ¿No le parece arbitrario que mamá (sin motivos conocidos) mande a nena chica a que atraviese bosque con lobo para llevar manteca y tortas a abuela enferma? No entiendo por qué, si Ud. estaba en el bosque y ella lo sabía y también sabía de su apetito, esa mamá mía no me acompañó o me enseñó a defenderme.

¿A Ud. le enseñaron algo sobre las chicas que iban al bosque? Seguro que le dijeron que yo solamente era ‘comida’ y que para ser un buen lobo había que comerse una chica.



Bueno, ahí andaba yo, sola. Pero el bosque estaba lleno de otras cosas. Además de las flores con las que mi mamá me dijo que no me entretuviera, había pájaros, escarabajos que hacían divertidas pelotas, cañas para hacer flautas, olores misteriosos. Me llené de preguntas. ¿Por qué las palomas hacían nidos tan pero tan chatos que los huevitos se les caían? ¿Por qué el pino y su fruto, la piña, tenían la misma forma puntiaguda? Si se lo preguntaba a mamá o a mi abuela me contestaban: ‘Porque sí’ o ‘Porque Dios lo quiso’, o que una chica debe estar ocupada y no andar preguntando pavadas. Alguna vez el leñador me enseñó a orientarme en el bosque mirando de qué lado crecía el musgo en los árboles. Pero no lo terminé de entender, y lo veía tan poco…

Yo sentía que tanto mi mamá como mi abuela siempre tenían razón. Y esa mala costumbre de que no se me escaparan pensamientos me ponía bastante mal. Cuando me encontré con Ud. sólo recordé la advertencia de mamá: ‘Cuidado con el lobo’. Pero –me dije atolondrada- ¿cuidado de qué?

Encima me había entretenido con las flores, dos pecados juntos, pensar si la vieja no estaría equivocada y tirarme una canita al aire. Para colmo Ud. era amable, poderoso y pícaro. Con una sola pregunta, con tres frases que me dijo, logró que yo le ubicara la casa de mi abuela que fuéramos los dos para allá, y encima, Ud. por el camino más corto y yo por el más largo. La muy mamerta sólo hizo lo que sabía: obedecer.



Después, cuando entré a la casa y mi abuela salió con esa idea de que me sacara la ropa y me acostara con ella, me sentí para el diablo, pero a los mayores no se los contradice y menos si están enfermos.

A partir de ahí poco y nada recuerdo. Sólo el miedo y la oscuridad.



Dicen que Ud. me comió entera. Gracias, eso ayudó a que saliera bien parada. El leñador se portó, hizo lo suyo ese muchacho. La que salió muy enojada fue mi abuela que repetía todo el tiempo: ‘Yo le dije a tu madre, yo le dije a tu madre.’

En fin, don Lobo, pasó mucho tiempo. Pero cuando yo salí de su panza y pude sacudirme un poco el susto, me dije: ‘A éstas ya no les hago más caso.’ No sé si Ud. seguirá tan bestia como antes o cambió un poco después de semejante experiencia. Lo que sí sé es que sigue vivito y coleando y tiene hijos y nietos como yo. Y que algo podría haber pensado sobre estas cosas.

Mi mamá y mi abuela siguen diciendo que verdades eran las de antes y que las mujeres no tenemos que pensar pavadas porque ésa es la voluntad de Dios y si no, nos come el lobo. También es cierto que mi mamá a veces me mira con curiosidad y una chispa verde parecida a la envidia.

La historia, para mí, siguió para adelante con mi hija, con la nieta. Cada tanto la pequeña Sidonia tiene que cruzar el bosque. Eso es inevitable, ni siquiera es noticia. Siempre se encuentra con todo lo probable de encontrar en un bosque. Pero ella sabe algo sobre esas cosas. ¡Con los tiempos que estamos viviendo!

La última vez se encontró con un lobito bastante piola y se hicieron tan pero tan amigos que no dan para personajes de cuentos como el que vivimos nosotros. Me alegro. Aunque parezca mentira, algo cambió en este mundo y por lo menos esta nieta mía necesita un cuento diferente.

Desde todos estos años que me sirvieron para mirarme mejor, lo saluda atte.


Caperucita Roja
Mayo 1989




Texto publicado en “Oficio de palabrera. Literatura para chicos y vida cotidiana”,
Edic. Colihue, Bs. As. 1991. Reeditado en 2012 por Edit. Comunic-Arte.




Sinopsis: Este libro es el resumen de un oficio: el de palabrera. Dividido en tres partes, pasa por Dudas y certezas; por los años ´70 en Córdoba, año verde; y por lo más elemental e invisible del oficio en Escritura y vida cotidiana. La mirada de docente, escritora, lectora y mujer de trabajo nos acerca con idas y vueltas a un eje central: la comunicación con los chicos, la comunicación reflexiva con uno mismo.

Indice de contenidos de este Libro
Introducción

DUDAS Y CERTEZAS
Recuperación de la palabra propia
La vivencia, la región, la identidad
Duérmase mi niño que tengo que dar la vuelta al mundo en ochenta días
Provocaciones para masticar en un taller
El poder del lector
Tejer un texto
Caperucita entre nosotros
Cuando los libros muerden a los chicos

CORDOBA, AÑO VERDE
Fantasía y comunicación
Monigote en la arena
Cuento viejo, cuento nuevo
Historia de Ratita

ESCRITURA Y VIDA COTIDIANA
Juegos prohibidos
Los chicos del destape
De poetas y de locos
Entre historias y sopas
Historia de diez centavos
Resumen de la palabra
Oficio con gajes
Los patrones de la vereda
Vení que te como
Al maestro Iglesias
Un rato de televisión
Operación de amor
El indiscreto encanto de decir
Monigotes
Bien-y-usted
Carta al lobo


Fuentes consultadas:
http://planlectura.educ.ar/?p=1059
http://yparaleertemejor.blogspot.com.ar/
https://www.facebook.com/LauraDevetachGustavoRoldan/
http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm
http://www.comunicarteweb.com.ar/fichaLibro?bookId=1114
https://udlerlorena.wordpress.com/2014/02/02/carta-al-lobo-de-laura-devetach/
http://llevatetodo.com/modulos/Guia.para.ensenar.y.aprender.Lengua.7.EGB.pdf
http://comunicacionyliteratura.blogspot.com.ar/2015/04/carta-al-lobo-de-laura-devetach.html
http://www.tematika.com/libros/humanidades--2/educacion--3/en_general--1/oficio_de_palabrera--13205.htm

Ilustraciones:
Sebastián Barreiro. (Tinta Fresca 2013)
http://sebastianbarreiro.blogspot.com.ar/2013/04/una-caperucita-crecidita.html
Sebastián Barreiro, (Clásicos bilingues 2011)
http://sebastianbarreiro.blogspot.com.ar/2011/03/caperucita-roja.html
Mar Ferrero, ("Lo que no vió Caperucita Roja". EDELVIVES)
http://marferrero.com/?p=152



A este cuento
lo encontré en el aire
de la calle y
lo puse en esta
hoja de papel.


Laura Devetach



Era una casita verde, con ventanas verdes y verde chimenea.

La casita estaba en medio del bosque verde de un país verde, en un planeta verde.




Y justamente allí, el hombrecito verde leía su libro verde.

Se hamacaba en el sillón con un verde balanceo y le burbujeaban los ojos verdes, de verdes ganas de saber el final de la historia que contaba su libro verde.




Estaba verde de contento porque se había asegurado que nadie, nadie vendría a interrumpir su momento verde.




Solo se oía el ruido verde del fuego que ponía dulces las ventanas verdes de la casa.




El tiempo pasaba, verde, verde, verdemente.

De pronto sonaron a la puerta tres golpes verdes.

—¿Quién es? —preguntó con verde asombro el hombrecito—. ¿Quién llama hoy a mi puerta verde?

Respondió un silencio verde.

El hombrecito cerró su libro verde, caminó sobre su alfombra verde, y con verde intriga abrió de un golpe la puerta verde de su casa verde.




Ante él estaba el hombrecito rojo que parpadeó rojamente confuso.




Con sonrisa roja y rojos pasitos para atrás dijo:

—Disculpe, señor, creo que me equivoqué de “cuento”.




FIN


El hombrecito verde
Laura Devetach
Roberto Cubillas (Ilustrador)
Colección: Libros del Monigote
Formato:110 mm x 180 mm
Encuadernación: Rústica Cosida
Páginas:32
Editorial: Ediciones Colihue
Año de edición:1997




Había una vez una casita verde con ventanas verdes. La casita estaba en medio del bosque verde de un país verde. Entonces…
¿Entonces qué?

Esta historia es para ser mirada, contada, escuchada, leída, seguida con el dedo, repetida, guardada como un osito de trapo, y sacada cada vez que haga falta.

(Contratapa del libro)




Roberto Cubillas (Ilustrador)



Visto y leído en:

EDICIONES COLIHUE
http://www.colihue.com.ar/

Sistema Universitario de Lectura Universo de Letras - Cuentería, Escuela Latinoamericana de Cuentacuentos
https://universodeletras.unam.mx/app/uploads/2020/07/Clase-2-Bibliograf%C3%83%C2%ADa-Cuentos.pdf

http://edaicvarela.blogspot.com.ar/2012/11/laura-devetach.html




Una vez me contaron

Una vez me contaron que alguien contó que el hombrecito verde de la casa verde del país verde estaba leyendo un libro verde.
De pronto, toc-toc-toc, sonaron verdes golpes a la puerta verde.
El hombrecito verde abrió y se encontró con el hombrecito rojo, que se puso más rojo y dijo:
—¡Perdone! Pa… parece que me equivoqué de cuento.
Y el hombrecito verde se quedó verdemente solo.
Y yo le escribí esta historia.

El hombrecito verde de la casa verde del país verde tenía un pájaro.

Era un pájaro verde de verde vuelo. Vivía en una jaula verde y picoteaba verdes verdes semillas.
El hombrecito verde cultivaba la tierra verde, tocaba verde música en su flauta y abría la puerta verde de la jaula para que su pájaro saliera cuando tuviera ganas.

El pájaro se iba a picotear semillas y volaba verde, verde, verdemente.


Un día en medio de un verde vuelo, vio unos racimos que le hicieron esponjar las verdes plumas.

El pájaro picoteó verdemente los racimos y sintió una gran alegría color naranja.

Y voló, y su vuelo fue de otro color. Y cantó, y su canto fue de otro color.

Cuando llegó a la casita verde, el hombrecito verde lo esperaba con verde sonrisa.

–¡Hola, pájaro! –le dijo.

Y lo miró revolotear sobre el sillón verde, la verde pava y el libro verde.

Pero en cada vuelo verde y en cada trino, el pájaro dejaba manchitas amarillas, pequeños puntos blancos y violetas.

El hombrecito verde vio con asombro cómo el pájaro ponía colores en su sillón verde, en sus cortinas y en su cafetera.

–¡Oh, no! –dijo verdemente alarmado.

Y miró bien a su pájaro verde y lo encontró un poco lila y un poco verde mar.

–¡Oh, no! –dijo, y con verde apuro buscó pintura verde y pintó el pico, pintó las patas, pintó las plumas.


Verde verdemente pintó a su pájaro.

Pero cuando el pájaro cantó, no pudo pintar su canto. Y cuando el pájaro voló, no pudo pintar su vuelo. Todo era verdemente inútil.

Y el hombrecito verde dejó en el suelo el pincel verde y la verde pintura. Se sentó en la alfombra verde sintiendo un burbujeo por todo el cuerpo. Una especie de cosquilla azul.

Y se puso a tocar la flauta verde mirando a lo lejos. Y de la flauta salió una música verdeazulrosa que hizo revolotear celestemente al pájaro.



FIN


El hombrecito verde y su pájaro
Laura Devetach
Myriam Holgado (Ilustrador)
Colección: Pajarito Empilchado
Editorial: Ediciones Colihue
Año de edición:1987

Reseña:
El hombrecito verde de la casa verde del país verde tiene un pájaro verde que poco a poco empieza a traer el rumor de otros colores. Y va cambiando el entorno y la vida misma del hombrecito verde con la invasión de amarillos, rojos y violetas; hasta que finalmente se desprende del todo de sus verdes costumbres. No queda verde. Y un día fatal se descubre su ausencia...

El hombrecito verde y su pájaro, de Laura Devetach, fue publicado inicialmente en 1987 por Colihue, colección “Pajaritos empilchados”; y republicado nuevamente por la misma editorial en 1989, colección “Libros del malabarista”. La editorial Alfaguara realiza una reciente publicación en el año 2012.

Fuente: GCABA-MINISTERIO DE EDUCACION-SUBSECRETARÍA DE EQUIDAD EDUCATIVA GERENCIA OPERATIVA DE INCLUSIÓN EDUCATIVA - Proyecto MAESTRO + MAESTRO



Visto y leído en:

Laura Devetach. © Ediciones Colihue.
https://www.colihue.com.ar/fichaLibro?bookId=468

Biblioteca Popular “José A. Guisasola” - Maratón de Derechos, “Te cuento tu Derecho"
https://biblioelperdido.blogspot.com/2017/01/maraton-de-derechos-te-cuento-tu-derecho.html

Portal Educar - Cuento con vos: Un libro de cuentos sobre tus derechos
Catorce cuentos en los que a sus personajes les pasan cosas reales: sufren cuando se sienten rechazados, disfrutan de los juegos y el amor, buscan protección y respeto. Como a vos, como a todos y a todas.

https://www.educ.ar/recursos/153326/derechos-de-ni%C3%B1os,-ni%C3%B1as-y-adolescentes-estudiantes
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL005291.pdf

loqueleo - proyecto de literatura infantil y juvenil de Santillana
https://www.loqueleo.com/ar/libro/el-hombrecito-verde-y-su-pajaro

1º CONCURSO QUIÉN APAGA LAS ESTRELLAS (Published on Oct 29, 2015)
Plan Nacional de Lectura Ministerio de Educación
https://issuu.com/planlectura/docs/00_compilado_concurso_quien_apaga_l_4a6ce487a57560

Gustavo Roldán - Biblioteca Nacional de Maestros
1° Concurso Nacional ¿Quién apaga las estrellas? (PDF)
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL006192.pdf

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